domingo, 4 de noviembre de 2012


El Pulsómetro

Esta es sin duda es una de las herramientas de la actualidad que con mayor facilidad nos cuantifica la intensidad del ejercicio físico que estamos realizando. Lo hace facilitándonos con exactitud a tiempo real los datos y variaciones de nuestra frecuencia cardiaca, que junto con el VO2 máximo (valor que nos detalla el consumo de oxígeno de nuestro organismo), son fundamentales para saber qué está ocurriendo en nuestro cuerpo durante la práctica deportiva. No siempre tenemos la posibilidad de contar con la ayuda de profesionales del deporte que nos guíen y asesoren, pero uno de los factores positivos de la era en la que vivimos es que hay un gran desarrollo tecnológico que nos ofrece en este caso la posibilidad de controlarnos con mucha precisión y sin necesidad de una gran formación, a través de los pulsómetros.

¿Qué es lo que tengo que saber para entrenar con él?

Para empezar a utilizar tu pulsómetro basta con saber que significan unos conceptos, y con ello ser consciente de la intensidad de nuestra actividad.
Frecuencia cardiaca máxima: Marca nuestro máximo esfuerzo hasta alcanzar el agotamiento físico. Se trata de un valor casi fijo que tan solo podríamos modificas de año en año con una controlada práctica deportiva. Para medirla basta con un simple test: calentar de forma suave durante 15 minutos, correr a tope durante 3 minutos en una zona con ligera subida. El máximo de pulsaciones que registre el pulsómetro estará muy cerca de tu límite. Conocer este dato nos permitirá conocer nuestras zonas y umbrales para controlar nuestro entrenamiento y, sobre todo, el efecto que queremos conseguir con él.
Frecuencia cardiaca en reposo: Valor también importante al igual que la frecuencia cardiaca máxima. Para hallarlo se recomienda la toma de pulsaciones recién levantados.
Frecuencia cardiaca de reserva: Nos será imprescindible para determinar las cargas de nuestro entrenamiento y los umbrales, y básicamente consiste en restarle a la frecuencia máxima, la de reposo.
Lo veréis más claro con este ejemplo:
-          Tienes un máximo de 178 pulsaciones
-          Le restas tu pulso en reposo (pongamos que son 60), con lo que tu frecuencia cardiaca de reserva es de 118.
-          Aplicas un ritmo al que quieres correr, supongamos que a un 70%, y esto te da 82.
-          Le sumas tu frecuencia en reposo (82+60), con lo que el ritmo de pulsaciones al que debes ir cuando quieres correr al 70% es de 142, y esto lo puedes controlar a través del pulsómetro.

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